Pablo Betelu nos propone en este libro un audaz desafío a nuestroacendrado modo de leer poesía: desligarnos de la imagencomo paisaje anímico o simplemente visual. En "Mnemosyne"la imagen es conceptual, y abarca tanto el transcurrirdel tiempo cuanto la ausencia del matiz colorido de los objetoscotidianos y los variados tonos de la naturaleza. El lugar de lossucesos lo ocupa la eternidad de la voz como sujeto delacontecer: "mi hablar fue después de haber escuchado elsilencio de la ausencia"; "que nadie nos hable o que nadie nosmire es la muerte"; "Hago con la palabra de mis muertos, /también con el silencio que calla en los vivos". De este modo,el poemario avanza entre el naufragio y la resurrección de lavoz que anima el suceder del tiempo, y la palabra es el torrentemagnético que hace y se deshace en su penetración de cuerpoacordado a la fragilidad vital concedida a la vida humana. Elrecurso técnico de Pablo Betelu es el monólogo insaciable, dondelo muerto y lo aún viviente se anudan en la perpetuidad deldecir, único anclaje ante el vacío del suceder infinito.
Luis O. Tedesco